Posiblemente nos encontremos en una situación donde casi todas las noticias macroecómicas hablan de crecimiento económico y de previsiones futuras que invitan al optimismo y seguramente relacionado con el tema que vamos a tratar hoy, también habréis oído hablar del actual crecimiento de los mercados financieros, y es que estamos atravesando un periodo en el que tanto renta variable como renta fija arrojan rentabilidades positivas dada la política monetaria expansiva de los bancos centrales; reduciendo a mínimos históricos el tipo de interés. Esta situación puede parecer favorable para los inversores, sin embargo, la realidad muestra que actualmente existe incertidumbre en los mercados. Ante esta situación, se preguntarán que si los mercados están ofreciendo beneficios, ¿por qué existe incertidumbre?. A lo largo del artículo, resolveremos esta cuestión.
Partimos de la principal preocupación que cualquier inversor se plantea, y es el riesgo que va a soportar mi inversión, es decir, la probabilidad de que pierda mi dinero. El riesgo se podría definir como la variabilidad o volatilidad del precio de un determinado activo, y usualmente se calcula con la fórmula estadística de la desviación típica, que muestra como varía el precio del activo en relación a su media para un determinado periodo. Obviamente, a mayor volatilidad mayor riesgo, y por tanto también mayor rentabilidad. Por tanto, estarán pensando que para asumir muy poco riesgo debemos conformarnos con muy poca rentabilidad. En cierto modo es así, pero por eso existen formas de aumentar los beneficios, pero a la vez reduciendo el riesgo que asumimos, y que pasaremos a explicar a continuación, y que es la base para comprender la situación actual del mercado financiero.
Uno de los pilares fundamentales utilizados para disminuir el riesgo, es la diversificación, es decir, no invertir todo nuestro dinero en un mismo activo, si no crear una cartera con activos de diferente naturaleza que, aunque sacrificando parte de la rentabilidad, logre reducir sustancialmente el riesgo o volatilidad de nuestras inversiones.
En base a este concepto de diversificación entran en juego dos factores que desempeñan un papel muy importante, y estos son la correlación entre activos, y las llamadas operaciones de cobetura, que como veremos a continuación, ésta última se verá influenciada por la primera.
– Correlación entre activos: la correlación es una función estadística que nos indica el grado de relación entre dos activos, y que se encuentra en el intervalo de -1 a 1. A modo de ejemplo, imaginemos que tenemos el activo X y el activo Y, diremos que tienen una correlación positiva, cuando las rentabilidades de ambos aumenten o disminuyan en el mismo sentido, es decir, si el precio del activo X aumenta, también lo hará el activo Y, y lo mismo cuando se produzcan disminuciones en el precio. Cuanto más cerca a 1, mayor sincronía. Esto sucede muy a menudo en el mercado de divisas, por ejemplo, con el par de divisas euro/dólar y libra/dólar, ya que aunque se consideran activos diferentes, tiene como moneda base la misma, el dólar, por lo que las variables que afecten a esta última se van a trasladar a ambas divisas, moviendose el precio en la misma dirección. Por el contrario, la correlación negativa se da cuando el precio de un activo aumenta, el del otro disminuye, y viceversa.
– Operaciones de cobertura: se basa en diversificar nuestra cartera en base a activos que tengan una correlación negativa. Esto lo que nos asegura es que si el precio de un activo cae, y perdemos parte de nuestra inversión, si hemos diversificado correctamente nuestra cartera, en otros activos obtendremos rentabilidades positivas que compensarán las pérdidas anteriores, por lo que es una medida con la que reducimos el riesgo, pero a la vez obtenemos menos beneficios.
A partir de esas premisas, podemos trasladar esos conceptos a la realidad, y seríamos capaces de responder a la pregunta planteada al principio, y es que existe incertidumbre ya que actualmente, renta variable y renta fija tienen una correlación positiva. Históricamente venimos de unos años en los que la correlación era negativa, lo que suponía una situación de mayor “tranquilidad” para los inversores, que podían ejercer acciones de cobertura reduciendo el riesgo de sus carteras. Pero en los últimos meses, se ha dado una situación de correlacción positiva, lo que potencia el riesgo de las inversiones, ya que aunque se tiene la posibilidad de obtener más rentabilidad, al no disponer de una estrategia de cobertura definida, si los mercados caen se obtienen una pérdidas mayores, de ahí que los inversores se encuentren en una situación de incertidumbre e indecisión.
Esta incertidumbre, se puede potenciar en el futuro, ya que la previsión de subida del tipo de interés de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo, trareán consigo una reducción de los precios de la renta fija (representada por los bonos) y de la renta variable (acciones). Esto se debe a que los aumentos de los tipos de interés tienen un efecto negativo en los mercados financieros, ya que al aumentar la rentabilidad de los depósitos y de la nueva emisión de bonos, se incrementa el atractivo de éstos, y por tanto aumenta la venta de acciones y bonos, lo que conlleva una disminución del precio de estos activos.
Por todos estos factores, los mercados financieros atraviesan un momento de incertidumbre, y por tanto de riesgo, que se prevé que se agrave en el futuro tras la subida de los tipos de interés.