Desde el desarrollo de la máquina de vapor y la mecanización allá por el siglo XVIII, la electricidad (fin del siglo XIX) y la automatización (pasado siglo XX), llegamos a una cuarta etapa de cambios: Cuarta Revolución Industrial, Industria 4.0, Industria Inteligente….son muchos los nombres asociados a un mismo concepto, pero, ¿qué quiere decir esto? ¿Vamos a vivir una nueva revolución? Pues todo parece indicar que sí, que otra Revolución Industrial es posible.
Y, ¿en qué consiste? ¿En qué nos va a afectar? Lo que pretende esta etapa de cambios, es que cada empresa adopte las nuevas tecnologías para, de manera progresiva, automatizar sus procesos y apostar por la conectividad y globalización. Para las organizaciones, va a suponer un gran salto tanto cuantitativo como cualitativo además de en la gestión de las cadenas de valor, aunque el mayor reto será no sólo adaptarse a lo tecnológico sino gestionar de manera adecuada el cambio a la industria 4.0 y saber aprovechar al máximo las oportunidades que se ofrecen.
Lo que va a marcar esta Revolución es la aparición de nuevas tecnologías y nuevas formas de trabajar: “fabricación aditiva”, “robótica colaborativa”, “visión artificial”, “realidad virtual”, “gamificación”, “inteligencia operacional”, “IoT”, son algunos de los conceptos que empezarán a sernos cada vez más familiares y a los que tendremos que acostumbrarnos para no perder cuota de mercado. Y no nos quedará otra opción que adaptarnos a los cambios
Con la nueva revolución industrial se proporciona acceso en tiempo real a los datos y a la inteligencia de negocio; se produce un ciclo continuo de información entre el mundo físico y digital, lo que tiene lugar a través de PDP “Physical to digital to physical”, es decir; del mundo físico al digital se captura la información del mundo físico y se crea un registro digital de la misma; del digital al digital, la información se comparte y se interpreta utilizando analítica avanzada, análisis de escenarios e inteligencia artificial para descubrir información relevante; del mundo digital al físico, se aplican algoritmos para traducir las decisiones del mundo digital a datos efectivos, estimulando acciones y cambios en el mundo físico.
Al margen de estos conceptos que a día de hoy nos pueden parecer raros y pensemos que no nos van a servir o no son de aplicación en nuestra organización, debemos tomarnos esta “revolución” como una oportunidad que nos da el mercado de adaptarnos a lo que vendrá en un futuro. Tengamos la mente abierta y sepamos adaptarnos a los cambios, de lo contrario, otros vendrán y lo harán por nosotros.
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Ana López