El pasado jueves tuvo lugar en el aula de formación de Blázquez Asociados, una charla informativa a cargo de Ramón García, con el objetivo de explicar y detallar todos los aspectos más relevantes sobre la nueva Ley 5/2015, de 27 de abril, de fomento de la financiación empresarial, por la cual se establece un nuevo escenario en las relaciones financieras entre las entidades de crédito y las pequeñas y medianas empresas (PYMES). La nueva normativa tiene como objetivo principal mejorar la accesibilidad e impulsar la financiación bancaria, así como desarrollar posibles medios alternativos de financiación.
Sin embargo, surgen ciertos problemas que ponen en riesgo el correcto funcionamiento de la nueva ley y dificultan la obtención de financiación, siendo el más importante de ellos, “la asimetría informativa a la que se enfrentan las entidades de crédito cuando conceden financiación, lo que complica y encarece la necesaria labor de valorar su riesgo”, tal como recoge la Circular 6/2016 redactada por el Banco de España. Con la intención de reducir dicha asimetría de información y facilitar el acceso a la financiación bancaria, el Capítulo I del título I de la citada Ley 5/2015 establece que cuando las entidades financieras decidan reducir o cancelar el flujo de financiación a cualquier empresa, deberá obligatoriamente comunicarlo con una antelación de 3 meses, aportando además un informe donde se detalle su situación financiera, su solvencia y su historial de pagos. Dicho informe es nuestro objeto de estudio que procederemos a desarrollar a continuación.
La Circular 6/2016 del Banco de España se emite con el objeto de crear una metodología estandarizada en contenido y formato, para la evaluación de la calidad crediticia y la solvencia de las pymes y los trabajadores autónomos, con la finalidad de obtener una calificación del riesgo de una determinada empresa. Todo ello desemboca en la creación del denominado “Informe Financiero Pyme”, que es la herramienta que permite establecer un punto de referencia y de valoración de riesgo para las entidades, así como para el conocimiento de la situación económico-financiera, y la posición en el mercado de una determinada empresa, en comparación con la media del sector al que pertenece.
El informe financiero Pyme, tiene como finalidad principal la calificación del riesgo de una empresa, es decir a su capacidad de hacer frente a sus pagos y obligaciones con terceros. Por ello, el cálculo del riesgo se vertebra en 3 pilares fundamentales:
– Situación financiera: es la parte cuantitativa del análisis y se basa en el análisis de los estados financieros, a través del cálculo de ratios tanto económicos como financieros (rentabilidad, liquidez, nivel de endeudamiento, solvencia, etc.) a partir de los balances y las cuentas de resultados de los últimos 5 años que haya tenido la empresa, y así determinar la situación económico-financiera para hacer frente a sus obligaciones. Los niveles de calificación de la situación financiera son muy buena, buena, regular, débil y no disponible. Esta última ocurre cuando no se dispone de información y documentación suficiente para elaborar el informe.
– Variables cualitativas: información de carácter no económico sobre el negocio. En este apartado podemos destacar como variables significativas la antigüedad del acreditado tanto de su negocio, como sus relaciones como cliente de la entidad bancaria. También se tiene en cuenta la actual situación del sector económico en el que opera la empresa y la evolución prevista del mismo, así como la estructura organizativa y las previsiones estratégicas de inversión o desinversión que tenga la empresa. Una vez analizadas las variables, la valoración puede ser positiva, neutra o negativa.
– Variables conductuales: es otra variable cualitativa,yse refiere a la evaluación del comportamiento de la empresa en sus relaciones con terceros. Aquí entran en juego las relaciones con proveedores y clientes, y lo más importante, el histórico de pagos con las entidades bancarias, donde se analizan la posible frecuencia de impagos, descubiertos en cuenta en los últimos ejercicios, así como la existencia de posiciones vencidas. Al igual que las variables cualitativas, la valoración puede ser positiva, neutra o negativa.
Todas esas variables son calificadas en comparación con los datos ofrecidos por el Banco de España sobre los niveles o parámetros correctos sobre los que deben estar los ratios teniendo como base la media del sector. Todo ello da como resultado la calificación del riesgo, que puede ser valorado como alto, medio-alto, medio-bajo, bajo y no disponible.