No es sencillo planificar los gastos, pero te aseguramos que incluso sin tener un presupuesto muy elevado, con el tiempo podemos llegar a ahorrar para construir lo que deseamos, ya sea un negocio propio, o un proyecto personal.
Aquí te damos algunos trucos y hábitos que pueden hacerte lograr la estabilidad financiera que siempre has deseado.
Hay varias maneras de realizar este control, pero para empezar recomendamos tener una hoja de cálculo en Google Drive o en Excel donde anotar todo lo que pagamos todos los meses, como alquiler, agua, luz, teléfono, Internet, impuestos… etc.
Esto te permitirá organizar, actualizar y guardar tus datos con gran facilidad, además de automatizar cálculos gracias a sus sistemas de fórmulas.
Es importante tener este registro para saber cuánto te sobra todos los meses para invertir, ahorrar o destinar al descanso y al ocio.
Igualmente, si eres un emprendedor, también debes tener un control de los gastos fijos de tu negocio, como el alquiler y los costes de producción.
Reserva aproximadamente un 10% de tus ingresos, el objetivo es separar ese dinero todos los meses para ahorrar durante un tiempo hasta poder invertirlo para ganar intereses y que se convierta en un patrimonio en un futuro.
Las financiaciones son un peligro para el pequeño y mediano negocio, ya que representan un compromiso a largo plazo y suelen cobrar intereses elevados.
Aunque no siempre es posible evitarlos, ya que son útiles para captar recursos en la fase inicial del emprendimiento. Pero siempre que necesites pedir una financiación intenta reducir en lo posible el número de plazos y elegir la menor tasa de interés.
Evitar las tarjetas de crédito es lo ideal ya que evitas gastar un dinero que realmente no tienes, para logar ahorrar es mejor pagar en un solo pago en efectivo o con tarjeta de débito.
Esto no quiere decir que nunca puedas usar tu tarjeta de crédito, esta opción representa una gran comodidad en ciertas ocasiones, pero en el día a día es mejor que trates de evitar usarla cuando tengas efectivo para pagar algo, para no terminar pagando intereses, gastando así más de lo que pagarías si lo hicieras al contado.
Todo lo que no es un gasto fijo es un gasto variable. O sea, un tipo de gasto que, en principio, se puede dejar para más tarde. Nos referimos a pequeños caprichos, como salir con amigos, hacer un viaje o comprar algo que no sea esencial.
Para estos casos te recomendamos establecer un límite para los mismos. Reserva una pequeña cantidad de dinero para tus actividades de ocio.
En blázquezAsociados asesoramos a empresas y particulares en cuestiones económicas y jurídicas desde una cultura de servicios marcada por los valores de compromiso y cercanía.
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